Grandes cosas, sin duda, propongo en este breve tratado para que sean examinadas y contempladas por cada uno de los que estudian la naturaleza. Grandes –digo– ya sea por la excelencia del objeto mismo, ya por una noticia jamás escuchada a lo largo de los siglos, ya en definitiva por causa del instrumento gracias al cual esas mismas cosas se hicieron evidentes a nuestros sentidos.
Grande es, en verdad, añadir a la
numerosa multitud de estrellas que hasta hoy pudieron verse con la capacidad
natural, otras innumerables estrellas fijas que hasta ahora nunca se vieron, y
exponer manifiestamente a la vista en número que superan a las antiguas y
conocidas bastante más de un número diez veces superior.